Los 19 mejores bares de Valencia

La Pérgola es uno de esos bares de tapas de los de toda la vida. Un negocio familiar con mucha historia, que comenzó su andadura en el casco antiguo de Valencia, antes de ser inaugurado en Paseo de Alameda en el año 1963. Tanto el personal que atiende, tan típico (y genial, por ello) en sus maneras, como el de cocina, forma parte de la tradición de la casa, pues ha absorbido de generaciones anteriores, “de sus mentores”, para seguir ofreciendo la misma calidad de antaño. 

La cervecería Erajoma, lugar de tapas y reunión situada entre el puente de las flores y Mestalla, nació en 1978. Actualmente son Ramón y Juan Carlos los gerentes, segunda generación del negocio familiar, quienes decidieron modernizar la fisonomía del local, ahora igual de cercano y cálido, con la misma distribución de las mesas: sentarse en el comedor o tomar algo en la barra o las mesitas cercanas a esta, entre las opciones. 

El Bar Biosca, inaugurado en 1922, empezó como una pequeña bodega que vendía horchata y hielo en barra. Con el tiempo pasó a convertirse en un bar de bebidas y cafés. su bocadillo, cuando no todas las familias tenían televisión y consumían la bebida y el café, y finalmente evolucionó hasta llegar a ser un bar completo en todos los sentidos, sin abandonar algunos de los productos tradicionales por los que llegaron a ser conocidos, como los “famosos buñuelos del Biosca”. 

El bar de bocadillos por excelencia en el barrio de Ruzafa, ubicado en una de las plazas con más marcha en el barrio más carismático de la ciudad de Valencia, famoso por dar al cliente la opción de elegir el tipo de pan que desea para su bocadillo: centeno, blanco, de cebolla o integral. Originales ingredientes en su carta, escueta pero no decepcionante. Los entrantes para abrir boca son deliciosos y los postres cumplen con el papel de dejar al cliente enamorado del lugar. 

La gente asocia el Bar Ricardo a cocina tradicional de primer nivel, y es que sus dueños no han hecho más que mantener y mejorar todo aquello que sus fundadores les enseñaron. “Creamos para usted sabores de la tierra” es el lema utilizado por este grupo de trabajadores que cocina con productos de la huerta y el mar valenciano. Ha sido reformado recientemente y presenta ahora una distribución más moderna, pero el corazón de este negocio familiar sigue siendo el mismo. 

El Carabasser es un bar de pintxos y tapas del barrio ubicado en una calle tranquila del barrio de Benimaclet. Es perfecto para cenas informales con amigos, de esas en las que se pica de aquí y de allá, sin requerir de platos principales. Innovan mensualmente su carta de montaditos o los alternan para que pueda visitarse con asiduidad y sea siempre una sorpresa descubrir nuevos montaditos. Están siempre recién hechos y resultan siempre especiales por sus sabores poco comunes, inspirados en la cocina de mercado, fusión e italiana.

Desde 1957 existe esta pequeña taberna famosa por sus anchoas elaboradas de manera artesanal. Los padres del actual dueño trabajaban estas anchoas, traídas del Cantábrico, y las preparaban con aceite y ajos fileteados. La dedicación unida al trato familiar que derrochaba Guillermo, hicieron de este lugar referente del tapeo valenciano. 

Ubicado en pleno centro de València se encuentra uno de esos clásicos bares de la ciudad: Austria 7. Entrar a Austria7 es verse transportado a la Valencia de hace 40 años. Es un local pequeño, de distribución antigua y decoración desfasada. Ahí es donde muchos encuentran su encanto, en el hecho de que no haya sucumbido a las modas actuales y conserve la fisonomía de bar antiguo. Un clásico bar de tapas y cerveza, para todos aquellos “de buen comer”, como se suele decir. 

El Aprendiz, ubicado en Benimaclet, es un restaurante modesto, pequeño y de pocas mesas, informal pero de una excelente calidad. El producto es de primera y se aprecia la elaboración y la innovación empleada en la cocina, lo que, sin duda, marca la diferencia. Tapas que hablan de la cocina de distintas partes del mundo con un toque de autor. Además destaca la presentación, otro de los aspectos que demuestra las ganas y la dedicación para ofrecer un producto de diez. 

Este bar es especial por muchas razones, pero existen dos fundamentales: La primera se llama Ricard Camarena y la filosofía de los productos utilizados en su cocina (en el bar se abastecen de los productos frescos que se venden en el mercado). La segunda es el hecho de disfrutar de un bocadillo o unas tapas dentro del mercado modernista más grande de Europa.

Anyora es una bodega de vinos y comida tradicional valenciana, ubicada en el barrio de Canyamelar desde 1937. Es viajar en el tiempo a través de los sabores de la cocina de toda la vida, la de la abuela. La tradición, la sencillez y la materia prima, elegida minuciosamente, son los valores principales de Anyora. Y hasta el espacio es un guiño al pasado, con la cerámica valenciana, las hierbas y los botijos de pueblo como protagonistas.

Cercano al mar, de casas bajas y fachadas singulares. Así es el barrio del Cabanyal que experimenta en los últimos años una renovación gastronómica sorprendente. Sin embargo, esta bodega, aunque renovada, mantiene su auténtica decoración desde 1836: madera y piedra nos arropan mientras degustamos sus vinos y sabores. La clave de Casa Montaña es la tradición del producto ofrecido y la calidad de la materia prima. 

La Tasquita La Estrecha recibe su nombre por formar parte del bajo de uno de los edificios más estrechos del mundo, ubicado en el barrio del Carmen, con una fachada de 107 centímetros de lado a lado. (hasta hace poco decían que era la vivienda más estrecha que se conocía). Actualmente la entrada a esta fachada pertenece al bar La Estrecha, que ha derribado la pared que los separaba y le dedica un pequeño espacio museo con fotografías de época, conservando además el suelo original. 

Festinar no es solo un bar, es un proyecto “hecho a mano” con materiales reutilizados, abierto siempre a nuevas ideas para mejorar. Promueven el consumo responsables, el comercio justo, de proximidad y la ética social. Su oferta gastronómica es muy sencilla: pizzas aleatorias (no se puede elegir el sabor) con distintos ingredientes de la huerta, tapas sencillas y cerveza bien fría. 

En Rausell se han servido desayunos, almuerzos, comidas y cenas a miles de valencianos y visitantes durante todos estos años. Es uno de los bares con más solera de la ciudad. Encontraremos dos salas, una barra y un despacho de comidas para llevar. Rausell es autenticidad y tradición. En la barra podrás disfrutar de una de las mejores experiencias gastronómicas de la ciudad y sobre todo, no podéis iros sin pedir una de bravas, son de las mejores.

La Pilareta era una tienda de ultramarinos, vinos y licores, hasta que en 1917 se abrió con licencia de Bar. Es durante la posguerra cuando las tapas cobran su protagonismo en este bar y las clochinas valencianas sobre plancha se convierten en el producto más demandado por los clientes. La fundadora, Doña Pilar Contell, regentó el local desde 1917 a 1983. 

En La Bernarda se recuperan los “large esmorzarets” es decir, los bocadillos de toda la vida. Con olivas y cacaos, con vino en porrón, con tortillas extra jugosas, con clochinas, sepia, caracoles, embutido de calidad,  etc. La carta más sabrosa con los clásicos de nuestra tierra y producto de huerta. Además cada día se cocina un arroz diferente. 

El restaurante Puerta del Mar, situado en el centro de Valencia, es un proyecto familiar donde disfrutar del arte culinario mediterráneo elaborado con la mejor materia prima y destacado por su presentación original y elegante. Desde tortillas, revueltos y salteados hasta productos de carne y pescado para ofrecer a los clientes un amplio surtido en el paraíso del almuerzo. 

Ubicado al lado del Teatro Principal, entre la plaza del Ayuntamiento y la calle comercial de Don Juan de Austria, se encuentra Lotelito, un bar con pocos años de edad que cuenta con una decoración inmejorable de estilo modernista y muy elegante. Es espacioso en su interior y cuenta también con una agradable terraza. En su cocina fusiona lo tradicional y lo rompedor, pero siempre utilizando como base los productos más típicos de la gastronomía mediterránea.