Liturgia vampírica de Depeche Mode en el Primavera Sound
Sin duda, la de Depeche Mode, era la cita más esperada de la noche. De la que podríamos entender como primera jornada del Primavera Sound en su estreno madrileño, que debió abortar la programación prevista para el jueves por la lluvia que llevábamos esperando medio año en la meseta y que, caprichosa y desafiante ella, decidió dejarse caer a unas horas de que el festival arrancara su edición.
Pero allí estábamos por fin. Con un recinto de 350.000 metros cuadrados ante nosotros, ideado para alimentar la diversión en cada rincón, dispuesto a ello, pero con parches visibles por el desastre anterior que, cuando menos, evidenciaban el esfuerzo y las buenas intenciones de la organización por retomar una normalidad que creíamos perdida. El lodazal que amenazaba ser la Ciudad del Rock se había convertido, en tiempo récord, en praderas de césped artificial que escondían el agua y el barro que todavía luchaban por salir. Así que, flotando sobre ambos y logrando obviarlos, nos concentramos en lo que nos había llevado hasta allí: la música.
Con cuarenta y cinco minutos de espera añadida sobre la hora prevista para el inicio del concierto, por fin, se hizo la oscuridad. Y ahí apareció Dave Gahan, elegante de satén y raso negro, para romperla e iluminarla con 'My cosmos in mine', uno de los temas de su recién publicado disco, 'Memento mori'. Ese era, precisamente, el pretexto de su visita a España: presentar su última obra, hacerlo acompañado de su incondicional Martin Gore que, luciendo l