Villa Dolorosa
'Villa Dolorosa' es un espléndido texto de Rebekka Kricheldorf, una dramaturga alemana aún no muy representada en nuestro país. Inspirado libremente en 'Las tres hermanas' de Antón Chéjov, Kricheldorf consiguió en 2009 (la fecha de su escritura) rescatar la esencia del clásico ruso y trasladarla, punto por punto, a nuestra decadente Europa del s. XXI.
En 'Villa Dolorosa' Irina celebra su cumpleaños. Sus hermanas, Masha y Olga, están con ella. Hijas de intelectuales, sus anacrónicos nombres responden a la pasión de sus eruditos progenitores por la obra de Chéjov: incluso su hermano se llama Andrei en honor al ruso. Hasta tres celebraciones llegamos a ver, todas ellas malogradas, desquiciantes o, sencillamente, penosas. Y mientras tanto, la vida arrasa aunque ellas no quieran: los amores se van, las oportunidades se pierden, llegan los hijos de los otros...
El diálogo de Kricheldorf es brillante, y la traducción también: es lenguaje con textura, que atrapa, que usa la repetición de estructuras y frases inteligentemente para generar inmovilidad racional y emocional. La intelectualidad sale muy mal parada de 'Villa Dolorosa': quizá es lo más debatible de todo el texto, porque de alguna manera así rescata el 'beatus ille'... y si algo nos enseñan los refranes ingleses es que la hierba no siempre es más verde en el jardín del vecino.
El montaje no descansa: la propuesta parece haber sido la de encajar el texto completo, y la velocidad a la que se suceden las réplicas no deja respir