Ollin Velasco

Ollin Velasco

Listings and reviews (15)

Claroscuro Gastropub

Claroscuro Gastropub

3 out of 5 stars
En este lugar hacen cocina urbana para acompañar con cervezas artesanales mexicanas. Abrieron sus puertas hace cinco años en plena calzada Camarones y, desde entonces, han robustecido un proyecto que a primera vista parecería un bar desenfadado más, pero que cuando se le ve más de cerca resulta tener una propuesta gastronómica que apuesta por más que solo snacks cerveceros. Los platillos están inspirados en cocina urbana de otras grandes metrópolis del mundo. Pero las recetas están tropicalizadas para agradar paladares mexicanos, sin faltar a un correcto acompañamiento con distintos estilos de cerveza. Venden una pasta boloñesa que va lo mismo con una Pale Ale, que con una American Lager. También hay ensaladas con base de lechugas y frutas, quesos o hasta brotes y carnes blancas, que pueden acompañarse con carbonataciones leves e IPAS. Si quieres algo más clásico, también lo encontrarás. Hay papas a la francesa, nachos, alitas y boneless, para disfrutar con una cerveza estilo Vienna. Los barriles de la bebida nunca son fijos. Los van rotando, dependiendo de los descubrimientos que hagan. Eso sí, a pesar de que pueden tener conectadas opciones de Baja California, Puebla o Guanajuato, siempre dan un espacio especial a lo hecho en la CDMX.
Masao Sushi

Masao Sushi

3 out of 5 stars
Un clásico de clásicos, en cuanto a comida oriental se refiere. El Masao es bien conocido por los vecinos de la gente de la Nueva Santa María porque, a pesar de que el sitio no demuestra ningún tipo de lujo, su carta de comida sí lo es. El menú es muy amplio y, si no vas en horas pico de comida, las comandas humean sobre las parrillas de metal y salen calientes muy rápido. Tiene ensaladas con fideos chinos, verduras salteadas en wok y calamares; sopa de alga wakame, con tamago, o huevo, y con arroz, pollo y vegetales. Hay un apartado especial con fideos caldosos, yakimeshis, brochetas asadas caramelizadas y más de 10 guisados con arroz: lo mismo con camarones, res y filete de pescado. Ofrecen makis vegetarianos, fritos y empanizados con hueva de pescado o queso crema; sushis con anguila de río, macarela y salmón fresco y, para tomar, cervezas japonesas y nacionales, calpis, sangrías preparadas y copas de vino tinto o blanco. Hablando de porciones, tienes que saber que no son tan generosas como en otros lugares a los que estamos acostumbrados. Pero lo que te llega al plato es suficiente para que comas bien y te vayas sin hambre.
Pizzas Marco Polo

Pizzas Marco Polo

3 out of 5 stars
Un rincón italiano bastante pequeño, pero acogedor, en Clavería. El restaurante existe desde 1983 y, aunque tiene varios platos de especialidad, las joyas de la casa son las pizzas. Se entiende por qué: todas ellas son de horno; tienen un pan delgado, más suave que crujiente, pero igual de rico, y tienen 20 sabores distintos, para carnívoros o vegetarianos. Son icónicas su Margarita, Napolitana, de salami, hongos con doble queso y la Mexicana. No obstante, entre las que no muchos conocen, pero también valen la pena, están la Nórdica, con salmón ahumado, alcaparras, cebolla morada y perejil; la Marinara, con camarones, pimiento rojo, cebolla morada y chiles serranos, y la Cuatro Quesos, con provolone, Chihuahua, gouda y de cabra. Más allá de las pizzas hay paninis de buen tamaño, rellenos de jamón serrano o mortadelas artesanales, así como milanesas napolitanas, medallones y filetes de pescados con hierbas finas. También hay pastas (la lasaña es imperdible) y ensaladas en porción individual y media. De los postres, el que mejor les sale es el estrudel de manzana con piñón y nuez. Su carta de vinos tiene etiquetas mexicanas e importadas. También tienen cervezas nacionales de tap. Marco Polo es un lugar donde se come con sabor a casa y recetas italianas originales. Solo una recomendación: aparta mesa, porque siempre se llena.   Qué es: un restaurante italiano en donde las pizzas son la joya de la corona. Existen desde 1983. Qué probar: la pizza nórdica: el salmón se siente fr
Barbacoa El Paisano

Barbacoa El Paisano

3 out of 5 stars
Un restaurante típico de barbacoa, que trae todos sus insumos desde Tulancingo, Hidalgo. El lugar está forrado por dentro de madera, justo como sus símiles en dicho estado. De sazón, ni se diga. La carne y el consomé salen de entre pencas, en la cocina cercana a la puerta. Sabe exactamente a la que se sirve en pueblitos de la Huasteca de dicho estado. Aunque todo gira alrededor de la barbacoa, que venden por kilo para llevar o en tacos, también tienen carnitas, flautas, tacos de panza, cabeza de borrego, órdenes de hígado, sopes, quesadillas de sesos o huitlacoche, frijoles aztecas, así como platos rancheros con aguacate, nopalitos, queso de rancho y chicharrón. Hay chinicuiles, escamoles, gusanos de maguey, mixiotes y hasta curados de pulque. Sea lo que sea de lo que tengas antojo, sin duda debes probar su especialidad en tacos. Llegan a la mesa cubiertos por una manta de tela, para que no se enfríen, y acompañados de cebolla, cilantro y salsa picante verde o roja. La acompañante de cajón es una cerveza bien fría, pero sin duda puedes elegir también un café de olla o un agua fresca. Otra cosa importante. Debido a que los dueños respetan el concepto de comer barbacoa como en Hidalgo, solo abren sábados y domingos.
Las Originales Petroleras

Las Originales Petroleras

4 out of 5 stars
Las Petroleras son un platillo endémico de Azcapotzalco. Se trata de una tortilla gigante, a medio camino entre un sope y un huarache, que mide hasta 40 centímetros de largo y tiene un grosor de medio centímetro. Se les unta manteca y frijoles, se les agregan guisos como huevos revueltos, longaniza o carne deshebrada, y siempre se les corona con crema, quesillo y queso rallado. Son una brutalidad, que sabe absolutamente a cada uno de sus ingredientes. En la alcadía hay muchos puestos donde se vende este manjar callejero. Pero Las Originales Petroleras tienen un lugar especial en el corazón de todos los chintololos. La razón: son de las más antiguas y las preparan de dimensiones bastante más consideradas que las demás. En este local, enclavado en el barrio de San Andrés, las hacen de cerca de 30 centímetros y las sacan del comal tanto con salsa verde, como roja. Claro, siempre puedes pedir que solo te pongan de una, pero la combinada tiene lo mejor de los dos mundos. Les puedes agregar huevitos encima. Además, éste es el único local de Petroleras donde puedes tomar cerveza, incluso en caguamas. En los demás las únicas opciones son refrescos. Acá puedes pedir la bebida sola, o en micheladas de sabores como tamarindo o mora azul. Parece mentira, pero con cerveza sí que se disfruta más este manjar.
Don Juve

Don Juve

3 out of 5 stars
Una cantina de la que podrías pasar de largo en la calle, porque apenas se ve su letrero. Pero una vez que caminas el pasillo y llegas a la mesa, entiendes su encanto: la comida se hace al momento frente a tus ojos y llega acompañada siempre de una cerveza bien fría (o de una cuba), y de una historia que te cuenten los meseros. En Don Juve, al parecer, todos se conocen y son amigos. A la usanza de las cantinas que más nos gustan, tienen un pulpo bien cocinado que puedes comer en tortas o a la gallega. Sobre lo demás tenemos que decirte que siempre te llevarás sorpresas, ya que cambian los platillos conforme al cocinero se le vayan ocurriendo cosas (o dependiendo de lo que encuentre en el mercado). Quizá te encuentres con unos chilaquiles con tasajo, frijoles refritos y un poco de arroz rojo, o con una cola de res en adobo. También pueden tocarte lentejas, pierna o hígados encebollados y tortas de lengua o de bacalao, si es temporada decembrina. Los tragos siempre te los sirven bien. Es decir: se les pasa a veces un poquito la mano con el alcohol, pero siempre les encontrarás sabores bien clásicos. Las palomas, las margaritas y las piedras son recomendables. Otra cosa: si puedes, no te quedes en la sala del rincón. El mejor ambiente está de la cocina y la barra.
Intimismo

Intimismo

3 out of 5 stars
Uno de los lugares más bohemios del Centro de la alcaldía. Sin duda es un homenaje al actor, comediante y cantante Germán Valdéz, ampliamente conocido como Tin-Tan. No obstante, con el tiempo la casa de corte porfiriano donde se aloja esta Galería-Café se ha vuelto un punto de encuentro de aficionados al cine, a los eventos culturales y la trova nocturna. El lugar está completamente ambientado con motivos que recuerdan las películas del también llamado Pachuco de Oro. También hay exposiciones ambulantes y obras a la venta. Muchos cuadros y estampas recuerdan a la época del Cine de Oro mexicano y sus principales exponentes. Al mismo tiempo, el sitio es un bar donde la música en vivo y las cervezas artesanales mexicanas que tienen disponibles en el refrigerador, lo hacen una parada necesaria en el camino. Sus mojitos también son bastante socorridos. No son caros y están bien preparados: ni mucho dulce, ni mucho ron. Las opciones de comida son solo las necesarias para poder picar algo, mientras ves un show en vivo o bebes un coctel. Venden opciones como dedos de queso, un plato botanero con jamón y aceitunas, y palomitas. La propuesta es interesante, especialmente si te gusta esa etapa cultural de México. Solo toma en cuenta que abren exclusivamente por las tardes y hasta pasada la medianoche.
Pulquería La Reforma de las Carambolas

Pulquería La Reforma de las Carambolas

3 out of 5 stars
Ni los actuales encargados tienen idea del porqué del nombre de esta pulcata. Pero eso no impide que todos los días, de las 10 de la mañana a las 3 de la tarde, vecinos de Azcapotzalco (y uno que otro curioso que quiere corroborar con sus propios ojos la existencia del sitio) arrasen con todo el pulque blanco y los curados de frutas que elaboran ahí mismo. El lugar está escondido detrás de un zaguán verde de lata y en realidad ocupa el espacio de un estacionamiento con una galera, bajo la que acomodan unas siete mesas de plástico, con sus respectivas sillas. El sitio, con todo y la rocola —donde lo mismo ponen a Evanescence, que a Chalino Sánchez o los Tigres del Norte— tiene una belleza muy especial. Es común que veas a habitantes de la cuadra llegar con sus galones o bolsas de plástico, para que quienes atienden les vendan raciones de cinco litros de la bebida. Sus sabores más famosos y pedidos son el curado de Beso de novia, el de tomate, avena y apio. Los más guerreros optan por el pulque blanco, en tarro o en cubeta, o por las cervezas que se enfrían debajo de un altar a la virgen de Guadalupe. No hay comida para comprar. Solo una mesa en al entrada donde puedes llegar a servirte chicharrón sobre una tortilla, y ponerle encima salsa martajada. Pero, ¿quien precisa de comida copiosa cuando tiene un curado de a litro enfrente?
Tres con todo

Tres con todo

3 out of 5 stars
Tal como su nombre lo dice, de este local —que apenas se divisa a orilla de la calle— es imposible salir con al menos tres tacos en el estómago. La razón: su carne es suave y no tiene tanta grasa; sus tortillas son pequeñas y recién hechas, y su salsa verde es de las mejores que probamos en la alcaldía. Sus más vendidos son los de panza, pero también venden de carnitas (incluso por kilo), de bistec y de mixiote, así como tortas y gorditas ahogadas. Ésto último es un aspecto que muchos toman en cuenta para ir hasta Clavería, donde está el negocio. La salsa para ahogar que preparan recuerda completamente a la que probarías en un restaurante típico de Guadalajara: es ligeramente picosa, un poco espesa y bastante especiada. Para tomar hay refrescos, algunos cocteles de la barra del fondo y cervezas nacionales. Si vas, no te confundas: la parte de enfrente es austera y de dimensiones muy reducidas (lo cual favorece que te antojes de la carne que pican con destreza, o de los tacos que salen calientes a otras mesas) pero, si caminas hasta el final, encontrarás un salón pintado de naranja, con mesas de madera, en forma. Ahí podrás irte a comer más a gusto, apartado del ruido del exterior.
Cantina la Luna

Cantina la Luna

3 out of 5 stars
A escasamente una cuadra de El Dux de Venecia, justo después de atravesar la alameda del Centro, esta cantina en un segundo piso espera a todo aquel sediento que guste de comer garnachas de calle y, claro, tortas de guisados. El sitio es pequeño. Le caben apenas ocho mesas individuales. No obstante, la magia ocurre detrás de su barra vieja de madera y de los fogones de su cocina, del otro lado de la estancia. En La Luna lo que más se venden son las cervezas de bola, directas del barril, así como las micheladas, que llegan acompañadas de cacahuates y chicharrones con salsa Valentina. La comida cambia todos los días. Es a la carta si consumes menos de $150 en bebidas; pero después de ese monto es gratis e incluye una sopa aguada de entrada y los platos fuertes que quieras comer. Normalmente tienen chiles rellenos, quesadillas de chicharrón prensado, tortas (de 18 cms) de bacalao o de milanesa, así como chilaquiles o huevos en salsa verde. Cuando vayas, procura pedir una de las mesas que dan a las ventanas. Desde arriba podrás ver cómo discurre la vida normal en la plaza más importante de la alcadía, al tiempo que comes y bebes tranquilo, con música de rocola de fondo.
La Perla Tapatía

La Perla Tapatía

Indiscutiblemente, la mejor birria y tacos que hay en varias cuadras a la redonda. El local, con 36 años de vida, ofrece pozole, quesadillas y jericayas como postre. Más parecido a lo que comerías en una cenaduría jalisciense, no se puede. Incluso hasta por el estilo desenfadado de atender que tienen los meseros. Entrar y encontrar sitio en su barra larga y su única mesa con tres sillas al final del establecimiento, es un verdadero acto de valentía. No solo animado por el hambre. El lugar es minúsculo, pero aún así alberga a por lo menos una decena de apretujados comensales quelevan décadas visitándolo, y que siempre repiten la dosis de lo que tengan en el plato. Si solo quieres la comida para llevar, puedes llamar antes y ellos van preparándola. Sin duda es una gran opción para curarte una resaca de fin de semana, o para que lleves una buena porción de birria a la comida familiar de domingo y no tengas que preparar nada más. Por si ocupas, la salsa con la que bañan los tacos, antes de pasarte el plato para que agregues cebolla picada y cilantro, sabe mucho al jugo de la carne pero no precisamente es picosa. A La Perla Tapatía llegan muchos policías a desayunar, comer o cenar. Seguro ya sabes lo que eso significa: que el sitio es calidad garantizada.
La Michoacana de la Nueva Santa María

La Michoacana de la Nueva Santa María

Estamos tan acostumbrados a la estética de las casi 15 mil Michoacanas en todo el país, que al entrar a ésta resulta inverosímil que se trate de una de las sucursales más antiguas de la cadena de paleterías. A pesar de que conserva los colores que identifican a este negocio eminentemente familiar, es un poco más grande de lo normal y tiene vitrinas mucho más vistosas y amplias. Además es conocida por vender opciones que no hay en otras sedes. La paleta de mazapán y la nieve de chicle multicolor, por ejemplo. Lo difícil de ir a esta Michoacana es que, por muy nuevo o experto que seas su carta, siempre elegir lleva su tiempo. Siempre. Su agua de coco colado es famosa. Pero también las fresas con crema, la malteada de chocolate, la paleta chemisse cubierta con chocolate, todo lo que lleve escarchado de nuez y arroz inflado, el agua de horchata y d mango y de cítricos. Todas las opciones son tan competentes, que no puedes darte el lujo de escatimar calorías. Esta paletería es una parada obligada para quienes visitan el Parque Revolución. En Azcapotzalco la gente es asidua a las aguas frescas, helados y paletas. Eso se nota en el número de establecimientos que las venden. Pero la Michoacana de la Nueva Santa María es única.