Un día conoció a Van Gogh y también se volvió aficionada al arte.
De adolescente era tan tímida que nunca creyó poder ser periodista. Sin embargo, ya son más de diez años entrevistando, escribiendo y descubriendo historias para diversos medios.
Pasa los días con un salchicha arlequín llamado Jano, que se convirtió en su maestro de vida; y del que (por supuesto) también cuenta historias.