Laura S. Lara

Laura S. Lara

Listings and reviews (9)

El Bund

El Bund

5 out of 5 stars
At El Bund you'll find more than 200 dishes made with traditional and avant-garde flavours from Shanghai, producer of the oldest cuisine in the world. This authentic garden of Far Eastern delights is located in a villa, where the decor teleports you straight to Suzhou, with a wall that emulates the traditional windows of this Chinese city famous for its gardens. In the shade of walnut and ash trees, the terrace at El Bund is an intimate, cool and quiet space that makes for a romantic dinner setting or spot for the first drinks of the night, thanks to the play of light and candles. Even if it's not terrace weather, you can head inside to dig in to the restaurant's exquisite noodles and dim sum (made to order by an artisanal chef who specialises in them). In the charming lounge, you can crunch into treats that are perfectly and lightly fried such as the unbeatable spring rolls or the prawn-stuffed 'chrysanthemums'. The main raw materials for used in the kitchen come directly from Shanghai, so among the dishes are other local specialities such as sea cucumber and abalone. You won't want for a refreshing drink either, as they serve a wide repertoire of cocktails, among them 18 types of gin and tonic, and many other signature concoctions waiting to be discovered.
Casa Macareno

Casa Macareno

4 out of 5 stars
Renovated Spanish tradition. That’s how Casa Macareno defines itself, and it has the history to prove it. The tavern first opened its doors in 1920 as a bodega owned by Felipe Marín and his brothers, as the entrance’s original mosaic tiles remind us. Nowadays, the restaurant focuses on the spirit of the 1950s, when good service was fundamental and quality food always came first. Without pretension or grand experiments, the menu at Casa Macareno is built on shareable basics like Iberian ham, cheeses, pickles and canned delicacies, as well as classic Spanish dishes such as croquettes, patatas bravas, ‘salmorejo’ (similar to gazpacho) ‘huevos rotos’, and cod. In addition to these national staples, you can also find specialities that reflect a new era of local gastronomy meant to please more gourmet palates. Dishes like sea bream crudo, glazed artichokes, foie gras and steak tartare honour culinary tradition while keeping guests on their toes. The dining room gives a nod to days gone by with its tablecloths cloth napkins, making it for an ideal environment where you can enjoy a slow-roasted suckling pig or grilled cod. But if you’re looking for a more casual experience, stick around the bar or claim a spot at one of the bistro-style tables next to the windows. These are the best places to grab a beer or a ‘yayo’ vermouth (with a touch of gin, like how the original owners used to serve it). If you stop in during the week, check out the daily set lunch menu for inexpensive, rustic
El Bund

El Bund

5 out of 5 stars
Mas de 200 platos elaborados con el sabor tradicional y vanguardista de Shangai, la cocina más antigua del mundo. El auténtico jardín de las delicias orientales se encuentra en un chalet de Arturo Soria, donde la decoración nos teletransporta directamente a Suzhou, con un muro que emula las tradicionales ventanas de esta ciudad china famosa por sus jardines. A la sombra de nogales y fresnos, la terraza de El Bund es un espacio íntimo, fresco y silencioso que se convierte por la noche en un lugar romántico para cenar y tomar la primera copa, gracias a los juegos de luces y velas.   Aunque si el tiempo no acompaña, también podemos degustar sus exquisitos tallarines, fideos y dimsum (preparados de manera artesanal y al momento por un chef especializado) en el interior. En su coqueto salón, probaremos platos crujientes preparados en una perfecta fritura, elegante, ligera y saludable, como unos rollitos de primavera inmejorables o unos crisantemos rellenos de gambas que son una feliz delicatessen. La principal materia prima de la cocina de El Bund llega directamente de Shanghai, por lo que también encontraremos especialidades orientales como el cohombro (pepino de mar) o el haliotis (abulón).   Si la sobremesa se alarga, un amplio repertorio de cócteles liderado por 18 tipos de gin tonics y otros tantos combinados de autor nos estarán esperando. 
Canalla Bistró

Canalla Bistró

4 out of 5 stars
El espacio de ocio gastro-cultural más imponente de la capital no ha dejado de reinventarse desde que abrió sus puertas en lo que un día fueron los cines Carlos III. Para completar la oferta de apetecibles espacios gourmet que ocupan las concurridas primeras plantas de Platea, Ricard Camarena pone la nota gastronómica instalando su Canalla Bistró en la parte alta de este teatro reconvertido en templo culinario.   Con vistas privilegiadas al escenario, donde cada noche sucede un espectáculo distinto, y cocina abierta al comensal, la versión madrileña de la alta cocina creativa y mediterránea del chef valenciano es una propuesta ecléctica, divertida, provocativa y al mismo tiempo elegante, que respeta los sabores intensos y definidos y que apuesta por los productos de la más alta calidad, temporada y cercanía.   Una cocina sin reglas, de recetas mestizadas, que recorre el mundo a través de sus sabores en forma de frituras diferentes, ensaladillas sin vergüenza, verduras de la huerta, crudos y marinados sorpresa, ‘finger food’ y platos de carne y pescado con toques exóticos. Si no sabes qué pedir, el canelón de aguacate, bonito y pico de gallo, el buñuelo de bacalao y miso y la paletilla al carbón, son imprescindibles.   Si te gusta arriesgar, prueba la ostra con horchata de galanga y jugo de ajuillo bearnesa. Las ensaladillas ‘canallas’, como la rusa del chef, la tailandesa o la de confit de pato bien también merecen una probada. Eso sí, deja sitio para tomar de postre la torri
Cutzamala

Cutzamala

4 out of 5 stars
Amor a la mexicana, gritaba Thalía con su pelo al viento. Y amor a Cutzamala, el puesto de comida mexicana que ha conseguido abrirse hueco entre las pescaderías, charcuterías y fruterías del mercado de Antón Martín, con sus cuatro mesas y su encanto latino, con sus ricos tragos chicanos y el que es, para muchos, el mejor guacamole de Madrid. Con bocados que se acercan más al ‘street food’ que alimentaba Harrison Ford en ‘Blade Runner’ y no tanto al postureo gourmet que acostumbramos a pagar a día de hoy, Cutzamala Mex Food es ese recóndito y encantador rincón mexicano del centro de Madrid al que ir siempre que nos apetezca el auténtico sabor callejero.   Los clásicos tacos de carnitas o cochinita pibil y los chilakillers de carne dejan sitio a especialidades fuera de carta como el pozole, los chiles rellenos, los tacos de pescado, el ceviche, las quesadillas de flor de calabaza y cuitlacoche o el pollo al mole casero de verdad.   Para acompañar con margaritas, micheladas, cervezas, cócteles acapulque, aguas frescas de tamarindo, horchata o Jamaica, y brindar por Uriel Coria, el ‘dueño de todo esto’, un mexicano que vino a España de vacaciones hace veinte años y decidió quedarse para ser feliz cocinando a la manera tradicional de su país, tal y como su madre le había enseñado.  
Dingo

Dingo

4 out of 5 stars
Con una oferta gastronómica de lo más completa a lo largo de diferentes espacios, este restaurante de la calle Velázquez consigue adaptarse a todos los paladares, bolsillos y horarios y se ha convertido ya en el ‘meeting point’ del barrio de Salamanca porque aporta a la zona ese punto asequible y desenfadado pero a la vez atractivo que tanto necesitaba.   Cocina cosmopolita con productos de alta calidad, precios para casi todos los bolsillos y la posibilidad de comer a cualquier hora del día. Dingo se sale de los cliclés para llevar a rajatabla el concepto ‘all day dinning‘ con una gran variedad de platos que se pueden pedir desde la mañana hasta la medianoche. Desayunos, brunch diario, aperitivo con cervezas artesanas y copas y cócteles hasta la madrugada. Y en la carta, hamburguesas singulares, una interesante selección de huevos (los Benedictine pochados con beicon y los Rotos con paletila ibérica son imprescindibles), carnes de primera calidad cocinadas al grill y ensaladas para los paladares ‘healthy’.   Prueba la burger Café de París, de ternera con queso brie, cebolla pochada, hojas de espinaca y su propia versión de la mítica salsa que da nombre a la hamburguesa, creada en los años 30 del siglo pasado. Y para los más clásicos, un plato de puchero que varía cada día.  
Cannibal Raw Bar

Cannibal Raw Bar

4 out of 5 stars
Cannibal huele a estilo, a diseño y ambientazo. Piezas de Alquian, Hoptimo y Serge Mouille se funden con creaciones hechas ad hoc para un espacio con clase que respira el aire de Roman&Williams y respeta a su vez las condiciones originales del café fundado por Adolfo Marsillach en los 60. El resultado es un restaurante de aspecto sofisticado y atmósfera nocturna cuya idea original es la de acercar a España el concepto de ‘raw bar’ tan popular al otro lado del charco.   Platos elegantes y elaboraciones sencillas para admiradores de la buena gastronomía y del producto sin artificios, en los que no faltan propuestas crudas y marinadas, como ceviches, tartares o carpaccios, y tampoco mariscos, pescados, carnes gallegas y ostras francesas, maridados con más de 70 referencias entre vinos blancos, tintos, rosados y espumosos, por copa o botella. La cocina descansa fuera del horario de comida, pero Cannibal está abierto entre horas para tomar un café, un vino o un cóctel sin tener en cuenta el reloj.   Picar algo a pie de barra y disfrutar del buen ambiente que se crea cualquier noche de la semana con una copa en la mano es, de hecho, uno de su grandes atractivos. En la pintoresca cueva de ladrillo que esconde en la planta baja de jueves a sábado se amplia el espacio para otros 30 cubiertos, y después de la cena la luz baja, la música sube y la noche se prolonga. 
Doki Doki

Doki Doki

5 out of 5 stars
Cuando algo nos emociona y se nos acelera el pulso, en japonés se dice que el corazón nos hace ‘dokidoki’. Pero hay otra palabra japonesa igual de simpática para explicar esa combinación entre simplicidad y belleza que tanto nos atrae: ‘iki’, y precisamente es la que mejor define el delicioso nigiri de langostino, el uramaki y cualquiera de las excelentes piezas de sushi de este singular escondite nipón instalado a los pies del Parque de Retiro, a 50 metros de Puerta de Alcalá y en el mismo callejón en el que conviven otros grandes de la gastronomía madrileña.   La pasión por la cocina japonesa de Doki Doki se aprecia en la continua búsqueda de líneas limpias y puras. Entre muebles de diseño, maderas nobles y gustos minimalistas, la carta de este joven asiático que cambia de ambiente del día a la noche (merece la pena sentarse frente al ‘sushi man’ a lo largo de la impresionante barra de madera que dibuja el espacio hasta casi la puerta de entrada) combina los sabores tradicionales de Asia y el respeto hacia su producto, con la fusión de técnicas cotidianas y de vanguardia.   Una selección de clásicos de la cocina oriental creativa en un entorno cálido y amable, con un servicio más que impecable y una selección de vinos a la altura de la filosofía japonesa, terminarán de convencerte para volver a Doki Doki. 
Chow Chow

Chow Chow

3 out of 5 stars
Con Álex Moranda (Nobu Londres, Kabuki ó 99 Sushi Bar) como chef ejecutivo, el restaurante con más acento nipón del grupo Rantanplan propone una carta de alta cocina tradicional japonesa mezclada con sabores alegres y coloridos procedentes de Perú, México, Venezuela y Brasil.   Nigiris, rolls y makis para todos los gustos y en los que se lleva la fusión a la máxima potencia (de atún picante, pepino, salsa chipotle, cebolla roja, masago arare y peta zetas, de cangrejo real, espárragos trigueros, wagyu A5 y láminas de oro) y originales konros, que son mini parrillas japonesas de carbón vegetal en las que se hacen caprichos como foie con vieiras, salsa de hoba miso y hoja de magnolia japonesa, Chow-Chow sigue la tradición del grupo con unos postres muy golosos, como el helado de kakigori (cuidado, que deja la lengua azul), la tarta de tres leches con chocolate o el mouse de tequila, y una excelente carta de vinos.   Cocina japonesa contemporánea con toques asiáticos y latinos en un espacio diseñador por María Villalón en base a un minimalismo que busca mantener un equilibrio energético con el respeto a la naturaleza como valor principal, junto a Teckel (el primer restaurante del joven grupo hostelero).