Fuimos a una de las fiestas queer más famosas, Traición, y esto pasó
Desde la primera Traición un domingo en la terraza del Museo del Eco me llamó la atención el estilo ecléctico y extravagante de los asistentes, una piscina inflable, sirenas, chicos en tacones y faldas, niñas en topless y una onda muy queer estilo Nueva York. “I don give a fuck”. Después de aproximadamente un año y de 25 ediciones, descubrí nuevamente un verdadero desfile de atuendos y sobre todo de personalidades. Aunque que la fiesta dejó su natal domingo para evolucionar y poder trascender en diferentes fechas importantes como el mes del orgullo y Año Nuevo, así como atraer otro público como algunos Godínez que trabajan el lunes y después de algunas conversaciones con los djs Mexican Jihah, Derre Tida y Cat Donohue, decidí ponerme un look muy extravagante para lanzarme a la última Traición, sí en viernes, y esto fue lo que pasó.
Foto: Raúl FernándezCon bastantes expectativas —yo también trabajo de dj, host y promotor de otros eventos principalmente viernes y sábado— llegue no tan temprano, “fashionablemente” tarde, con 6 ojos y un mini short con glitter por todo el cuerpo. Más tarde en subir los 3 pisos para llegar a la increíble terraza de Mooi Collective cuando había llegado a una especie de comunidad (un poco pretenciosa pero aun agradable) donde no era el único loco. En la pista entre el perreo y al sudor intercambiaba sonrisas, teléfonos, besos, tragos, cigarros, palabras y a veces fluidos con más de una persona.
Foto: Raúl FernándezSólo quería bailotear con Juliana