Sartoria
Es el lugar donde la pasta hecha a mano reina. Para despertar tu curiosidad, basta con decir que el chef Marco Carboni —de Módena, al norte de Italia— ha trabajado en restaurantes como Osteria Francescana (tres estrellas Michelin) del chef Massimo Bottura, y Alkimia, del chef Jordi Vilà.
Los platillos que sirve en la Roma a las orillas de la Plaza Río de Janeiro, son recetas tradicionales de distintas regiones de Italia y con algunos toques creativos. Los platillos destacan por tener ingredientes mayoritariamente mexicanos, como vegetales de Valle de Bravo o de Xochimilco, orgánicos y de la mejor calidad. Las expectativas se elevan desde que observas el diseño pulcro, con una hermosa bóveda de concreto expuesto y luz ámbar.
En la mesa, lo primero en llegar fue el gnocco fritto, rectángulos de masa frita rellenos de espuma de queso parmesano, coronados con prosciutto di Parma y un toque de vinagre balsámico de Módena; infladitos, grasosos y reconfortantes. Aunque es un bocadillo popular en la escena de comida callejera de la región Emilia-Romaña, en Sartoria, ésta entrada es uno de los orgullos del chef Carboni. Feliz con la elección, decidí ordenar otro de los ases del menú, el mandilli de seda, que es una pasta genovesa, delgada y plana, preparada al pesto y servida con pistaches y una crema de queso de cabra. Mala suerte, era de noche y el pesto se había acabado, pero con otras opciones llamativas en el menú —y una selecta carta de vinos italianos, eso no fue un problema.
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