Arturo Solís

Arturo Solís

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Barbería de autor

Barbería de autor

3 out of 5 stars
Con tanta oferta de barberías en la Ciudad de México, un factor que me ha ayudado a distinguir un buen servicio es que genere comunidad. Aparentemente, Barbería de Autor está logrando que sus clientes  no solo regresen, sino que quieran  estar allí mientras se arreglan la barba o se cortan el cabello sin que se vuelva en momento tedioso con música que solo le gusta a los barberos. La decoración reutiliza materiales y proyecta un estilo más relajado que en otros lugares, donde se percibe forzado el concepto de barbería. Me ofrecen una bebida, y me pasan casi de inmediato, aunque llegué un poco tarde a la cita del mediodía. Ariel es uno de los  cuatro barberos que se encontraban en el local ubicado en Malitzin 199, en la Colonia Del Carmen, dentro del mercado con oferta gastronómica y tiendas de ropa. Entonces me indica cuál es su su lugar y me pregunta por el corte y la barba. Le respondo que quiero un fade y que me rasure por completo. Va explicando la degradación del corte y la máquina que usará, le pongo peros a propósito y no se desespera, me explica con calma para convencerme que si me lo corta un poco más el corte no será lo que yo espero. Mientras Ariel me corta el cabello, la gente que llega saluda a los barberos como si fueran amigos de mucho tiempo. Piden cervezas y esperan su turno entre chistes locales que no entiendo. Lo que queda claro es que ya son clientes frecuentes por el servicio que reciben. El corte quedó bien y lo hizo en 25 minutos después de enjuagarme
The Barber's Spa Del Valle

The Barber's Spa Del Valle

4 out of 5 stars
Cuando llegué a The Barber's Spa, lo primero que pensé fue en cómo se diferenciaría este lugar de la enorme oferta de barberías en la Ciudad de México. Su sucursal Del Valle, localizada en una zona abundante en comercios gentrifcados, te recibe con una mesa de billar para que juegues en caso de que hayan muchos clientes. Tienen unos afiches curiosos con los nombres de los cortes. El más raro: The Butcher. La decoración no es muy diferente del resto de sus sucursales o la competencia, pero resulta acogedora por el trato amable de sus empleados atentos, con una sonrisa que parece sincera. Fernando, el maestro barbero, me ofreció algo de beber y trajo el encargo de inmediato. Como yo no tenía una idea clara de qué quería para mi cabello, él me ayudó con algunas ideas e hizo un par de sugerencias. Me explicó lo que haría y en cada proceso me daba detalles. Por ejemplo, el uso de navaja de forma superficial para quitar el volumen no deseado. Yo quería quitarme la barba, pero me convenció de que lo dejara retocarla, y si el resultado no me convencía, me rasuraba. El proceso comenzó con dos bolsas de té en mis ojos para relajar mis párpados mientras Fernando delineaba y uniformaba la barba. Desde pequeño me ha angustiado el tema de las navajas, pero se disipó cuando vi que usó nuevas desde el principio. Me relajó tanto que hasta se me olvidó que los transeúntes pueden verte recostado adentro de la barbería como si fueras un muerto romano con monedas en los ojos. El resultado: conser