1. Coliseo
Pocas cosas son tan sinónimo de Roma como la silueta icónica del Coliseo. El Anfiteatro Flaviano, con capacidad para 70.000 personas, fue erigido entre el 70-80 d.C. y posee el título del más grande de su clase jamás construido. Originalmente fue edificado para albergar actuaciones para el público, incluidas las más espantosas batallas de gladiadores, caza de animales, ejecuciones e incluso batallas navales, cuando la arena se llenaba de agua y auténticos barcos surcaban el Coliseo. Teniendo en cuenta el maltrato que ha sufrido a lo largo de los años, es un milagro que gran parte de sus muros aún estén en pie. Puedes pasear por los túneles subterráneos, donde se encontraban los prisioneros; las gradas y mucho más. Para evitar las colas, dirígete al Monte Palatino para conseguir tu tícket. Esto te permite entrar en ambas atracciones (así como al Foro Romano), sin coste adicional y con una única cola.