El título 'Yo no soy Madame Bovary' es una concesión para acercar a los ojos occidentales una historia china hasta el tuétano. En realidad, el personaje con quien no quiere ser identificada la protagonista de este film es Pan Jinlian, que engañó y envenenó a su marido, convirtiendo su nombre en sinónimo de adulterio.
Para librarse de este estigma injusto y poner en evidencia la farsa que le hace vivir su marido, Li Xuelian se convierte en carcoma del sistema judicial de su país, un poco como la Gong Li de 'The Story of Quin Ju'.
La tenacidad con la que la mujer mantiene el pulso a la burocracia durante una década larga resulta admirable, como también lo es la forma radical en que Feng Xiaogang visualiza este trayecto satírico: la puesta en escena que hace del encuadre un círculo que atrapa a los personajes y sólo respira a través de la profundidad de campo.