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El origen de 'World of warcraft', como juego de rol, es el de una especie de criatura de Frankenstein que ha sido recosida por incontables franquicias de fantasía. Así que, de entrada, Duncan Jones merece cierto respeto por intentar insuflar nueva vida a este desgastado producto. Por desgracia, no basta con buenas intenciones, ni siquiera para el director de 'Moon'. Y la verdad es que le ha quedado un artefacto ruidoso y no especialmente brillante. Buena parte del problema reside en la elección del casting, empezando por Travis Fimmel, que interpreta al guerrero Anduin, una especie de Aragorn sin encanto, que representa la única esperanza de las tierras de Azeroth para salvarse de los invasores orcos. Se hace difícil creer en la lucha con un héroe de medio pelo.