[title]
El multiverso está de moda. Después de que Marvel nos regalara varios Spider-Man y Doctor Strange en sus dos últimas películas, ahora tenemos el dúo de directores the Daniels (Kwan y Scheinert), que exploran el mismo metaterritorio de mundos paralelos, pero a su manera. El concepto es un sueño con zumo cómico y lleno de emociones visuales. Los habitantes de otro universo han descubierto una forma de saltar a la mente de su yo alternativo y absorber sus habilidades. Lo consiguen haciendo algo inesperado, como comerse un pintalabios o profesar amor por alguien que apenas conocen. Esto abre la puerta a 139 minutos de acción loca y que Evelyn (Michelle Yeoh) vaya cambiando de identidad: una estrella de acción de artes marciales no tan distinta a su yo real; una chef de teppanyaki que descubre que su colega está controlado en secreto por un mapache que habla, y una mujer con hot dogs en lugar de dedos.
Los Daniels hacen malabares con gags tontos y dadaístas y, aunque la película está algo hinchada, nunca acaba de perder el norte. Los conceptos pesados (nihilismo y existencialismo) se ven aligerados por su hábil vinculación a las tribulaciones relacionadas con una familia, como los problemas fiscales y la fricción intergeneracional. Por no hablar de la gran simpatía de los personajes principales: Ke Huy Quan (el Data de los Goonies) como dulce marido de Evelyn; Stephanie Hsu como la hija, llamada irónicamente Joy, y la propia Yeoh, que lo peta hasta la última escena.