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Esta historia de amor entre dos jóvenes campesinos que aprovechan el aislamiento compartido mientras pastan las ovejas para entregarse a la pasión mutua recuerda a 'Brokeback mountain'. Pero mientras que el filme de Ang Lee recorría la imposibilidad de una relación tabú en su época, la ópera prima de Francis Lee deja atrás la cuestión gay como conflicto para plasmar el proceso de maduración emocional del protagonista. Johnny vive en la granja familiar con el padre enfermo y la abuela. El entorno inhóspito y un horizonte de futuro muy limitado lo han convertido en un chico huraño, cerrado en sí mismo. Con la llegada de un temporero rumano, Gheorghe, descubre que una relación también puede basarse en el afecto. Lee entronca con la tradición británica de un cine queer de clase obrera con la particularidad de que aquí los trabajadores son rurales. Y es a través de la forma de tratar al ganado que el director marca, por ejemplo, la distancia entre el padre del Johnny y Gheorghe, en una película que hace aflorar la ternura en medio del Yorkshire más salvaje.