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El reino de la paranoia es un territorio difícil de recrear, y más aún para un cineasta joven, con poca experiencia y demasiados referentes a la cabeza. Por un lado existe el ansia de imitar a los maestros, de superar lo que hizo Cronenberg en 'Spider', y por el otro el peligro de querer ser más listo que nadie, intentando jugar con las expectativas del espectador sin lograrlo. Todo esto se le puede reprochar a 'The chain'.
John Patrick Amedori hace de un cirujano diagnosticado de una enfermedad neurológica que decide entrar en una cadena de suicidios asistidos: él debe ayudar a alguien a morir y, después, alguien le ayudará a morir a él. Una vez que entra ya no hay escapatoria. Una serie de visiones fantasmales se combinan con la angustia de saber que su asesino puede esconderse detrás de cualquier arbusto.
Así se crea la atmósfera de un thriller psicológico que en algunos momentos consigue atraparte, aunque no deja de resultar previsible en forma y fondo. Sin embargo, hay una serie de imágenes vibrantes que nos producen descarga eléctrica, como el cadáver de Neus Asensi rodando por el suelo de una habitación de hotel con media cara requemada y las venas abiertas o Ray Wise apareciendo como un fantasma entre las sábanas verdes de un quirófano, riendo.