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Para los que no conocen el mundo de la creepypasta —término para leyendas urbanas propagadas por internet—, Slender Man es una figura descarnada y sin rostro que se viralizó a principios de esta década, generando innumerables memes y, trágicamente, inspirando a dos jóvenes para intentar asesinar a un compañero de clase. Esta triste historia podría haberse convertido en un estudio sobre la obsesión, pero en cambio, Slender Man es una película genérica pensada para ver el fondo en las pijamas de adolescente
De hecho, es en una fiesta de pijamas donde un cuarteto de estudiantes de secundaria decide convocar a Slender Man en línea, principalmente porque piensan que algunos amigos lo están haciendo —creando un giro de la trama potencialmente aterrador que la película nunca logrará—. Una semana más tarde, como nos dice un título ominoso, Katie (Annalise Basso) desaparece misteriosamente, dejando a Wren (Joe King), Hallie (Julia Goldani Telles) y Chloe (Jaz Sinclair) enfrentar la posibilidad de que Slender Man es real y viene por ellos.
A medida que investigan, tienden a explicar puntos obvios entre sí. Uno de ellos insiste en negar lo que está sucediendo para estirar el tiempo de ejecución de la película, y el director Sylvain White presenta un número molesto de escenas de alucinación de solo-es-un-sueño y falsas alarmas. Dado que Slender Man vive en el ámbito de la informática, es apropiado que el personaje se sienta como una creación de efectos especiales obvia, pero esto disminuye las apuestas en el mundo real.
El director y el director de fotografía —Luca Del Puppo— te atrapan con la atmósfera de una pequeña ciudad después de la oscuridad, incluso cuando la película no comprende que es la fijación de los personajes en Slender Man, y no el fantasma, lo que debería estar impulsando el terror. Si deseas saber qué es lo que realmente lo asusta, ve el documental de HBO Beware the Slenderman (2016).