Silencio

El título de la última película de Scorsese parece la prueba irrefutable de un vacío, de una negación, pero también una petición de respeto, una oración imperativa, minimalista en su sentido de la épica. 'Silencio' comienza como una versión religiosa de 'El corazón de las tinieblas' para terminar siendo la crónica de un martirologio cautivador y sangriento, que no sólo demuestra que los caminos de la intolerancia son inexpugnables sino que la auténtica fe nunca tira la toalla. La crueldad de sus imágenes nos podría hacer pensar que esta es una historia de buenos (los frailes portugueses) y malos (los japoneses que persiguen la propagación del catolicismo a finales del siglo XVII), pero la austeridad espartana de la puesta en escena de Scorsese, su rigor ascético y sin concesiones, nos hacen creer en el poder del cine para abrazar la trascendencia, por mucho daño que nos haga lo que vemos.