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Al leer un título como 'Quiero comerme tu páncreas', lo normal sería pensar en una película gore y sangrienta. Pero no, la estrambótica frase es el código secreto que sella el pacto de complicidad entre dos adolescentes, Sakura, enferma terminal, y un chico automarginado del mundo, cuyo nombre se reserva, como una sorpresa, para el final del metraje. Esta historia, surgida originalmente como novela, ha causado furor en Japón. Se ha serializado como manga y con un año de diferencia se han estrenado dos adaptaciones cinematográficas, una de imagen real y el anime que ahora llega a nuestras pantallas. Aunque le falta la inventiva formal de títulos como 'A silent voice', comparte la voluntad de sacudir el público joven, en plena fase de transformación vital, para recordarle el valor capital de la empatía.