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Paso a paso (2017), opera prima del poeta Fabien Marsaud y Mehdi Idir y basada en un libro autobiográfico del primero, puede ser contada en unas cuantas líneas: Después de un accidente deportivo, Ben (Pablo Pauly) es incapaz de mover su cuerpo, a excepción de limitadas acciones con una mano y un pie. Debido a su condición, es canalizado a un centro de rehabilitación donde conocerá a otros pacientes (tetrapléjicos, parapléjicos, con traumas craneales). Fuera de cómo Ben pasa sus días aprendiendo de sus nuevos amigos y lidiando con su recuperación, la cinta no tiene más que ofrecer.
Hay que decirlo, ya sea a través del camillero optimista con una peculiar forma de hablar o de un paciente que parece no poder recordar si quiera los nombres de las personas de las que habla, la cinta tiene un carisma constante que ayuda a sobrellevar un tema que bien pudo derivar en un drama digno de verse con caja de pañuelos a un lado.
En una escena que debería ser manejada con particular carga emocional, Ben reflexiona sobre su futuro tras saber que no podrá recobrar la vida atlética que tanto anhelaba; al ser cuestionado por uno de los pacientes, nuestro protagonista menciona que aunque tiene las ganas de hacerlo, no puede llorar ante tal noticia.
Algo similar sucede con la audiencia:
La cinta abre con la mirada subjetiva de Ben en el hospital poco después de su accidente, en seguida vemos su recuperación, hasta ser trasladado a la unidad de rehabilitación en la que se desarrolla la cinta. Como espectadores, no conocemos su vida previa al accidente, cuánto gustaba del basquetbol o de la natación, no podemos entender la pérdida que representa la falta de movimiento para él en particular, únicamente sabemos que es algo malo, porque nadie querría estar en esa situación.
Por otro lado, el tándem de realizadores tampoco se esfuerza por transmitir emociones. Su personaje principal atraviesa esta dura situación siempre con un chiste; la falta de tristeza o pesar termina por negarle de profundidad. Paso a paso pretende ser una película para sentirse bien, amar la vida a pesar de las dificultades; cumple con mostrarnos el optimismo y lo bueno, pero sin un contraste, termina por sentirse monótona y poco interesante.