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Gracia Querejeta demostró que controlaba el humor macabro en su anterior película, 'Felices 140'. Quizás por eso ahora, en 'Ola de crímenes', se suelta la melena definitivamente para configurar una comedia criminal dominada por el disparate y el absurdo. El problema es que la directora no parece manejar con demasiada pericia un género que necesita de un tono muy concreto para que todo funcione. Hay voluntad, se nota el esfuerzo, pero encontramos escaso talento para el gag. El resultado es un film demasiado histérico y grotesco, en el que hay locura y pocas risas y una constante sensación de quiero y no puedo. El registro histriónico e irritante de algunos actores tampoco acompaña, aunque no se le puede negar a la directora cierta valentía a la hora de abordar temas políticamente incorrectos y de atreverse a trasmutar la adjudicación de roles masculinos a las mujeres que se convierten en heroínas y villanas de la función.