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A lo largo de su fulgurante trayectoria, Xavier Dolan se ha especializado en no dejar indiferente a nadie. Capaz de polarizar las opiniones, el joven director de Quebec suele llevar sus películas al límite, tanto estéticamente como en el relato. 'Mommy' tiene todos estos componentes: la relación de una madre y su conflictivo hijo adolescente queda definida a partir de una puesta en escena extrema, de colores brillantes, escenas en que la música se convierte en protagonista y una pantalla que no es horizontal (como es habitual en el cine) sino cuadrada. A partir del plan, Dolan retrata la opresión en la que viven los personajes. La imagen sólo se expande en los momentos de alegría y esperanza. Dolan plantea así una película tan inteligente como emotiva, con la que, probablemente, encontrará por fin el consenso que hasta ahora se le había escapado.