[title]
Dicen que Dios hizo a los humanos a su imagen y semejanza. Entonces, teniendo en cuenta que los protagonistas de 'Matar a Dios' son unos miserables infelices, tiene lógica que aquel que irrumpe en escena afirmando ser el Todopoderoso tenga aspecto de indigente y temperamento hosco. La misantropía de la ópera prima de Pintó & Caye alcanza proporciones cósmicas, ejemplificadas en el dilema existencial que el divino lanza en sus creaciones: en ellas recae la responsabilidad de escoger a las dos únicas personas que sobrevivirán a un exterminio celestial. Esta cuestión encalla el relato antes de llegar a la iconoclastia que promete el título, desplegada con virulencia y un humor negro que revela la sensibilidad peculiar de los directores pero no siempre cuaja, dejando en suspenso su capacidad de cristalizar las ideas con consistencia.