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No hacen falta discursos grandilocuentes para demostrar que la xenofobia de las diatribas de Trump forma parte del ADN de América. La materia prima -la historia real de Richard y Mildred, condenados al exilio por cometer el pecado de casarse, él blanco, ella negra- es de telefilme de sobremesa reivindicativo, pero Jeff Nichols evita las catarsis dramáticas y el sensacionalismo ideológico con empatía y sutileza. Lo que importa es filmar dos personas que se aman, y que harán lo necesario para que la presión social no rompa sus guiños. Loving tiene una infrecuente humildad, que no deja que la imperiosa fuerza de una injusticia apague la luz, la intimidad, la calidez compartida de dos vidas que quieren ser vividas sin alzar la voz, enormes en su pequeñez.