Love

Una película de sexo explícito y en formato 3D llama la tención por sí misma —¿quién le diría que no?— y más cuando es de un director que ya tiene en su filmografía una de las escenas de sexo más recordadas del cine (Irreversible, 2002). Hablamos de Love, el nuevo ejercicio cinematográfico de Gaspar Noé.

Aunque es una premisa atractiva, no hay que dejarse llevar por la tarjeta de presentación: Love tiene tanto elementos aplaudibles como aspectos absurdos y pretenciosos.

La historia, pese a no ser original, no deja de ser interesante. Es el primer día del año y un hombre llamado Murphy (Karl Glusman) se cuestiona su incipiente rutina y la escasa pasión que tiene hacia su familia; a la par, revela la añoranza que siente por su anterior y “verdadero” amor, Electra (Aomi Muyock). Su voz en off lo revela y también será el elemento narrativo que nos ubicará en un tiempo presente.

Es que Gaspar Noé optó por mostrar anacrónicamente los peores y mejores momentos de Electra y Murphy, pero, sobre todo, los más eróticos. Conocemos los aciertos de la pareja y las situaciones más críticas. Sí, sería una especie de 500 días con ella (Marc Webb, 2009) pero con constantes y a veces innecesarias escenas de sexo explícito, para lo que —según ha declarado el director— los actores no tuvieron límites.

Love es atractiva hasta este punto; sin embargo, Gaspar pierde el control de su experimento al abusar de algunos recursos, como los intermitentes negros en pantalla —que parecen no tener alguna intención—, la reiteración de situaciones y la propia duración del filme, que sumados podrían causar tedio hacia los últimos minutos de la cinta.

Además, una de las formas en que se vende el filme es por su formato 3D, el cual no se percibe mas que en un par de escenas –eso sí, te harán mover el cuerpo para esquivar aquello que “sale” de la pantalla.

Es por todo esto que, pese a las tomas sexualmente explícitas, Love no pasa de lo pretensioso. Existen otras producciones con más erotismo y calidad, que igualmente tienen como punto dramático una relación conflictiva y decadente, como las también francesas Betty Blue (Jean-Jacques Beineix, 1986) y La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013).