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Este cómico e ingenioso retrato sobre una familia disfuncional de Nueva York refleja el bagaje emocional de tres hermanos adultos interpretados por Ben Stiller, Adam Sandler y Elizabeth Marvel— hijos de Harold, un escultor neoyorquino (Dustin Hoffman en una desenvuelta y serena actuación). Éste es el territorio central del director y escritor Noah Baumbach (Historia de familia), quien se desenvuelve a la Woody Allen —tal y como cualquier comedia adulta hilada a la vida urbana lo haría. Lo mismo explora las sombras de los padres preocupados por el desorden en su vida.
Harold vive con su bohemia y alcohólica cuarta esposa Maureen (Emma Thompson), cuando su enfermedad lo reúne de nuevo con sus hijos. La película profundiza en las relaciones de este fracturado clan, pero Baumbach está más interesado en los medios hermanos, Danny (Sandler en un excelente y extraño papel) y Matthew (Stiller metiéndose en asuntos de tensión familiar).
Danny tiene un temperamento fuerte pero agradable, y no vive muy lejos de su padre. Su vida laboral es prácticamente inexistente y su matrimonio ha tomado otros rumbos, pero es un buen padre para la universitaria Eliza (Grace Van Patten); Matthew es más astuto y vive en Los Ángeles (aunque sólo lo veamos hablando por teléfono con su distante esposa e hijo), gana buen dinero siendo el administrador de negocios de algunos creativos. Ambos compiten por la ambulante y escasa atención de su papá, quien está obsesionado con una carrera artística estancada desde hace décadas.
Hay mucha energía en esta película: diálogos rápidos, interpretaciones concisas y un acogedor sentimiento que nos hace creer en el mundo; así como los personajes y sus complejidades. Baumbach no siempre utiliza estas explosiones emocionales —hay discursos y peleas con narices ensangrentadas y parabrisas estrellados—; sin embargo, es un melodrama divertido y audaz empaquetado con verdades. Evita la crueldad (el personaje de Hoffman conserva una simpática presencia a pesar de sus muchos defectos) y atraviesa el campo minado de la responsabilidad paternal con humor y compasión.