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Lo más relevante de 'Lejos de los hombres', a parte de demostrar la capacidad de Viggo Mortensen (¿un nuevo Gary Cooper?) para transmitir nobleza y humildad, es la manera como traslada las normas no escritas del western clásico a un paisaje tan ajeno a los cowboys y los saloons como la Algeria profunda de mitad de los 50. No estamos tan lejos de 'Llegaron a Cordura' o 'El tren de las 3.10', westerns psicológicos que trabajaban la parte más humanista del género, proponiendo un código de honor que supera barreras culturales y raciales bajo el signo existencialista del cuento de Camus en el que se inspira. Si por un lado tenemos la impresión que la historia es un poco insípida, por otro es admirable la flexibilidad con la que Oelhoffen adapta la iconografía del western a sus intereses narrativos.