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Hay quien piensa que Madrid en agosto es un lugar desapacible, que la ciudad se afea, que lo mejor es huir. Y entonces, cuando todo el mundo se ha marchado, empiezan a ocurrir las cosas más sorprendentes. El año pasado, Jonás Trueba estuvo rodando 'La virgen de agosto' entre las calles de Lavapiés y Las Vistillas, en el tiempo que va de las fiestas de San Cayetano a la Virgen de la Paloma. Quería atrapar esa otra magia que aparece cuando las expectativas caen en picado. Y así ha sido. La película es una preciosidad que se da un aire al Rohmer de 'Cuento de verano' y 'El rayo verde', con un toque sobrenatural luminoso y una actriz espléndida, Itsaso Arana, cuyo rostro brilla entre el gentío de las verbenas.