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Solo hay que ver el prólogo de la película, donde la musa de Fassbinder Ingrid Caven canta en medio de un paraje natural que parece surgido de una tela renacentista, para saber que 'La portuguesa' es una (muy) buena película. No en vano, tras la cámara encontramos a Rita Azevedo Gomes, alguien que cuida las imágenes no con fines esteticistas, sino por la convicción sencilla y pura de que el trabajo del cineasta consiste en coger perspectiva y observar cómo el plano se llena y se vacía de luz y de vida. Cada encuadre es un acontecimiento de composición y profundidad de campo, donde se construye el retrato de una mujer (Clara Riedenstein, una de las revelaciones juveniles de 'John From') que espera que el marido vuelva de hacer la guerra.