La mort de Lluís XIV

Reseña

La muerte de Luis XIV

5 de 5 estrellas
Albert Serra nos acerca a la lenta y dolorosa agonía del monarca más importante de Francia, rodeado de fieles y médicos
  • Cine
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Desde aquel 'Quijote' que se escapaba de la ruta que le había marcado Cervantes, la filmografía de Albert Serra destaca por las aproximaciones heterodoxas a grandes mitos de la historia y la literatura. En 'La muerte de Luis XIV', humaniza la encarnación del poder absoluto a través de su momento más vulnerable, la agonía final. A lo largo de dos horas asistimos a los últimos días del Rey Sol sin salir de su cuarto.

Sobre la figura de Luis XIV, Serra entrecruza dos tradiciones artísticas que trabajaban en paralelo. En la película, la pintura médica asalta el ámbito propio de los retratos de corte. El cuerpo sagrado del rey se expone de una manera que se contemplaba sólo para las personas anónimas profanas: en toda su mortal putrefacción. A su alrededor, Serra orquesta una sinfonía plástica de rostros que llevan a cabo la monitorización de la salud del soberano. Así plasma aquel momento en que la medicina moderna convive aún con las supersticiones: la escena más divertida del filme la protagoniza el charlatán provenzal al que da vida Vicenç Altaió, recitando un fragmento del 'Tratado del amor heroico' de Arnau de Vilanova.

Con 'La muerte de Luis XIV' el catalán también restituye para el cine a Jean-Pierre Léaud actor (que no el mito). El rostro envejecido del protagonista de 'Los 400 golpes' recoge toda la inalcanzable fragilidad de quien, a pesar de los lujos y las reverencias, se sabe a punto de morir.

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