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Decía Godard que no puede haber un cine político si no se filma políticamente. Así pues, no se puede filmar igual el Mayo del 68 que las consecuencias de la crisis financiera en los países del sur de Europa en el siglo XXI. En nuestra fragmentada era, en el que las fronteras entre documental y ficción están difuminadas y la posverdad conquista la percepción de la realidad, el osado cine portugués responde con una radical y fascinante hibridación entre cine militante (¿Pedro Pinho habrá visto 'Numax presenta'?), ensayo fílmico, docudrama intimista y musical amateur para testimoniar la necesidad de responder a la dictadura del capital neoliberal, con la fuerza bruta de las cooperativas obreras. Si la clase proletaria debe encontrar un nuevo lenguaje para comunicar su inquietud, 'La fábrica de nada' debe ser su película de cabecera.