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Después de haber reinventado el cine de superhéroes en la muy adictiva 'Kick Ass: Listo para machacar', Matthew Vaughn repitió la jugada con 'Kingsman: Servicio secreto' en 2015. Era una película que aportaba al cine de espías buenas dosis de gamberrismo ilustrado, humor grotesco, violencia coreografiada y toneladas de virtuosismo escénico, transformando un buen puñado de clichés en puro entretenimiento. Y con mucha clase.
¿Cómo podía volver a exprimir las mismas ideas sin dejar de ser original? En 'Kingsman: El círculo de oro', ya no nos sorprenden las 'set-pièces' de acción con perfectos y milimétricos movimientos orquestados, tampoco la carrocería visual. Ni siquiera el inesperado carisma de Taron Egerton. Todo esto ya nos lo sabíamos, así que ahora nos hacía falta algo más. Y Matthew Vaughn, en este sentido, se reservaba varios ases bajo la manga: una galería de nuevos personajes (de Halle Berry a Pedro Pascal pasando por Jeff Bridges y Channing Tatum), una villana sádica encarnada por Julianne Moore que es un auténtico descubrimiento y la presencia de Elton John en un abanico de 'running gags' que resultan memorables.
Todo esto unido al espectacular despliegue estilístico supura adrenalina. Puede que en esta ocasión el nivel de violencia se haya reducido, pero la bilis a la hora de tratar algunos temas (como la política conservadora en EUA) otorga una dimensión inesperada de sátira tan insensata como revulsiva.