Hermosa juventud

No nos viene de nuevo que Rosales haya virado su carrera hacia el realismo social: Se le habían acabado los dispositivos –la polivisión de ‘La soledad’, los planes truncados de ‘Sueño y silencio’, los teleobjetivos de ‘Un tiro en la cabeza’– y ahora tiene suficiente registrando la vida cotidiana de una pareja de jóvenes que aspiran a ser representativos de las preocupaciones de la juventud española: el paro, el aborto, la obligada convivencia con los padres, la emigración, la falta de esperanzas… Los actores, especialmente Íngrid García-Jonsson, están magníficos, el naturalismo surge del tratamiento de las imágenes, la inclusión de wahtsapps y fotos de smartphones es brillante, pero a la película le cuesta deshacerse de un cierto tono didáctico y el uso narrativo del porno tiene un punto moralista que entela la mirada objetiva de Rosales.