Una increíble amalgama de horror y de cuento de hadas en la que, a golpe de escalpelo, una trémula heroína (Edith Scob) está atrapada en la soledad de una máscara de cera que conserva su congelada belleza.
Después de un accidente vial que desfiguró su rostro, su padre, el doctor Génessier (Pierre Brasseur) realiza experimentos con injertos de piel. Cada fallo demanda enviar a su fiel ayudante (Alida Valli) a rondar el Barrio Latino en busca de otro “donante”. Iluminado todo por el sentido único de Georges Franju esta es una película maravillosa en el sentido más pleno de la expresión.
Les yeux sans visage, su título original, está considerada entre las 100 mejores películas francesas de todos los tiempos.