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'Ex machina' parece una obra de teatro. No sólo porque va de cuatro personajes encerrados en un espacio claustrofóbico. Hablan mucho. No hace falta mirarla para saber de qué va. Aunque tampoco hay que escucharla mucho, ya que es tan previsible que se podría adelantar el final desde el principio del metraje. Hay que reconocer que el paisaje, donde dos de los protagonistas buscan un pequeño soplo de aire fresco, es extraordinario. Y también que la sueca Alicia Vikander tiene una apariencia inquietante en su rol de robot listo y manipulador. Pero poco más. Este 'Frankenstein', que podría ser una hermana mayor de la 'Eva' de Kike Maíllo, no pasará a la historia de la ciencia ficción, sobre todo por su carga filosófica, terriblemente banal.