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Situada a principios del siglo XX, 'Eter' presenta un peculiar 'mad doctor' que después de salvarse de un crimen va a parar a un lugar donde le permitirán llevar a cabo todos sus experimentos siniestros: el ejército. A las puertas de la Primera Guerra Mundial, el médico aplica el éter para someter a los pacientes. Quién sabe si por su centenario –'Eter' se rodó en 2018–, recientemente, la Gran Guerra ha vuelto a la pantalla grande. En el caso de 'Eter', el director polaco Krzysztof Zanussi plantea un relato de época de tonalidades pálidas que rozan el blanco y negro. La frialdad de las imágenes parece ser un espejo del espíritu de su protagonista: impasible, vestido con bata negra y con unos guantes que le permiten dejar sus manos limpias. El retrato de este doctor sin escrúpulos parece ser bastante interesante, pero Zanussi condena a la película en una serie de excesos que llevan 'Eter' a compararse con el mito de Fausto y un final en el que, con la intención de dar una lección moral, el director borda la pretendida elegancia que había desarrollado hasta el momento.