En tiempos de luz menguante

Pocas veces un título refleja tan fielmente lo que se explica en una película. Son tiempos de luz menguante para un país que ha vivido siempre en penumbra. Una familia que tiene muchas zonas oscuras. Un hombre que nunca ha tenido luz. Estamos en otoño de 1989 en el Berlín Oriental, pocos días antes de la caída del muro. Un viejo comunista celebra sus 90 años y a su alrededor se reúne una corte de los milagros de burócratas y aduladores, en un salón donde las mesas se parten por la mitad y las flores se pudren en los jarrones. El director Matti Geschonneck adapta una novela de Eugene Rouge trasladando esta luz menguante a la propia fotografía y la atmósfera que rodea al excelente Bruno Ganz, fantástico en su papel de odioso y viejo estalinista.