Pocas cosas son peores que despertar por la sacudida de un avión que cae en picada incontrolable, especialmente si tú eres el piloto y te quedate dormido por irte de fiesta la noche anterior. Whip Whitaker (Denzel Washington) hace una maniobra de último minuto para frenar el descenso y es declarado como héroe público. Sin embargo, pronto se hace evidente que la relación de Whitaker con la bebida y las drogas va más allá de la indulgencia ocasional.
El cineasta Robert Zemeckis siempre ha tenido un don para escenas que implican caída libre de aviones, como en Contacto, con Jodie Foster, el accidente que da inicio a la odisea de Tom Hanks en Náufrago y el desastre que pone en marcha este drama. Incluso si quitamos los toques cuestionables cuasireligiosos, El vuelo no acaba de dejar atrás las limitaciones de sus narrativas.