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Don Rosendo vive en un albergue en Tijuana. El lugar es una casa medio derruida a orillas del océano Pacífico, muy cerca de la frontera con Estados Unidos. Don Rosendo llegó a este sitio tras agotar su estancia en un centro de rehabilitación.
Este hombre fue en otro tiempo un sicario al servicio del crimen organizado. Siguiendo las órdenes de sus jefes secuestró, torturó y asesinó sin piedad. Cuando ya no pudo más y el peso de sus acciones fue demasiado para soportarlo, decidió fingir su muerte y desaparecer. Logró huir de la espiral de violencia que lo rodeaba, pero los recuerdos de esos tiempos aún lo atormentan. Su único refugio es el alcohol y la compañía de otros hombres que, como él, deben lidiar con las consecuencias de sus decisiones.
Esta cinta, tercera del documentalista uruguayo Gustavo Gamou (La palomilla salvaje, 2006), es un retrato de dolor y miseria. Los protagonistas son individuos que han tocado fondo y viven de recordar todo aquello que perdieron. La lente de Gamou se convierte en un confesionario que ofrece a los retratados la posibilidad de externar sus penas y dejar un testimonio de su lucha diaria para corregir el rumbo.
El regreso del muerto es una cinta difícil de digerir. Alterna entre momentos de absoluta incomodidad y destellos de humor –casi siempre involuntario– y recuerda que en ocasiones la realidad es mucho más desgarradora que la ficción.
Esta película forma parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia 2015.