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Chucky (Chucky: el muñeco diabólico, 1988), Fats (Magic, 1978) y, en años recientes, Annabelle (Annabelle, 2014) son ejemplo de los tantos muñecos poseídos que han jugueteado con el cine; a la lista hay que sumar al inquieto Brahams, protagonista de El niño.
Dirigida por William Brent Bell (Con el diablo adentro, 2012), la película narra la historia de Greta (Lauren Cohan), una joven con deseos de olvidar su pasado y que viaja a Inglaterra para instalarse en su nuevo trabajo como niñera de la familia Heelshire. Al llegar a la casa de sus nuevos jefes se percata de que el hijo de la familia, Brahms, es un juguete. Poco a poco, la escéptica Greta comienza a darse cuenta el pequeño Brahms esta vivo.
Si lo que se muestra en pantalla es inquietante es porque la historia se forja en un ambiente bastante sombrío. Este elemento estético es, sin duda, la carta más fuerte de este filme. El trabajo que realiza el fotógrafo Daniel Pearl provoca una tensión constante, haciéndonos sentir solos en una casona vieja, como si fuéramos partícipes de la historia.
Pese al trabajo visual, el filme no ofrece nada nuevo para el género. Las actuaciones caen constantemente en clichés y los personajes se vuelven completamente genéricos. Aunque tiene momentos prometedores, la película queda a deber a los amantes del cine de horror. Pronto nos olvidaremos del pequeño Brahms y su insípida historia terrorífica. No hay forma de que se convierta en la estrella de nuestras pesadillas.