Los estudios cinematográficos siguen el plan de retomar sus clásicos para reinventarlos con películas en live action y con complejos efectos visuales, a fin de darles un mayor realismo a las historias y llegar a las nuevas generaciones. El libro de la selva es un ejemplo de ello, cinta que, además, da un tratamiento especial a los personajes para mantenerlos vigentes.
Con elementos tomados de la famosa versión animada de Disney, así como de los cuentos originales de Rudyard Kipling, El libro de la selva regresa a los cines bajo la dirección de Jon Favreau, quien supera con méritos una prueba complicada. El cineasta presenta una cinta que, a la historia de un personaje que debe descubrirse a sí mismo, añade un mensaje ecologista, momentos de comedia, secuencias de aventuras, personajes que se sienten reales y escenarios que te trasladan a la selva.
Además de la dirección, El libro de la selva logra sobresalir gracias a un guión entretenido y atractivo para todo tipo de público sin importar la edad. Asimismo, los nuevos avances tecnológicos juegan un papel importante, pues permitieron a Jon Favreau y a su equipo tener acceso a tecnología de animación foto realista con el que lograron llenar el rostro a los animales con expresiones y mantener la esencia de sus respectivas especies.
Es necesario agregar que cada uno de los personajes que aparecen en pantalla cumplen con funciones específicas y aportan algo especial a la trama. Por ejemplo, Bagheera está al pendiente de todo y de todos en la selva, Baloo es ese amigo bonachón que cualquiera quisiera tener y Raksha es una madre que cuida a sus pequeños sin importar la amenaza que se presente.
Quienes vean El libro de la selva quedarán fascinados sin importar que sean o no fans de la película animada de 1967 o de los cuentos en los que ésta se inspira. Se trata de una experiencia cinematográfica para toda la familia que te pone de buen humor después de verla.