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Entre el collage desbordante de imágenes y sonidos que configura 'El libro de imágenes' aparece un fugaz 'Homenaje a Cataluña', referencia polisémica que, como es recurrente en la película, hace resonar la historia del siglo XX en el presente y viceversa. El nuevo film de Jean-Luc Godard, entre otras muchas cosas, complementa y actualiza su videoensayo 'Histoire(s) du cinéma', a partir de ampliar el canon eurocéntrico y masculino que la enmarcaba.
A través de cinco capítulos, Godard recorre ampliamente un territorio que había quedado fuera de ese proyecto heterodoxo de historia del cine: el imaginario, la cultura y los films árabes entendidos como nuevo centro de gravedad desde donde contemplar el mundo. También incorpora la cuestión de la violencia sobre las mujeres en las ficciones, la historia y la actualidad; y de paso actualiza una pasión primigenia, el tren como motivo cinematográfico por excelencia y también como articulador en parte de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
La ampliación del campo de batalla cinematográfico de Godard incluye, como es habitual, una concepción democrática y tendente al mestizaje de las imágenes y los sonidos, donde los fotogramas de títulos canónicos conviven y confluyen con imágenes de noticiarios y YouTube en una cinta que, como toda la obra reciente de Godard, se despliega a partir de la idea brechtiana de que solo en los fragmentos se encuentra la autenticidad.