El justiciero

Madre e hija, solas en casa. Es el cumpleaños del padre, un cirujano de buen corazón interpretado por Bruce Willis que se encuentra en el hospital para atender una urgencia. De golpe, sobre el cristal de una puerta, se ve una sombra, como una cabeza que, cuando se gira, dibuja la silueta de la visera de una gorra. Este es uno de los detalles de una escena clave en 'El justiciero': el asalto de unos ladrones a la casa del buen doctor, que, después de esto, y con su hija en coma, se precipitará hacia una espiral de venganza y de violencia. La escena parte de un cierto sadismo: al espectador ya se le ha anunciado que pasará un hecho terrible, así que ahora se le invita a observarlo. El detalle no es casual: Eli Roth es un gran amante de adentrarse en el terror más frontal. A partir de la premisa del hombre pacífico que decide empuñar las armas, construye una cinta de acción perfectamente acoplada, crítica con EEUU del rifle e irónica en la referencia al personaje que Willis encarnó en 'El protegido', otra película de hombre común convertido en justiciero.