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Hace un par de años, Pascal Plisson estrenó 'Camino a la escuela', un documental donde se narraba la historia de cuatro niños que tenían que vencer muchos obstáculos para ir cada día a estudiar. La fórmula salió muy bien, aunque no podía ocultar su trampa. Esto le hizo plantearse una especie de continuación con una misma estructura y objetivos. Pero este segundo documental no funciona igual que el primero. El encanto y la (falsa) espontaneidad de 'Camino a la escuela', ha dejado paso a una (falsa) representación de la realidad.
Es cierto que Alberto, Nidhi, Tom y Deegii existen y sus vidas son reales. Es cierto que los cuatro luchan por llegar al Gran Día que puede cambiar su vida. Y con todo, tenemos la sensación de estar ante una puesta en escena que poco o nada tiene que ver con los protagonistas. De todos modos, bienvenido sea un filme optimista y esperanzador que demuestra que si uno quiere, puede llegar a conseguir lo que se propone.