El buen maestro

En Francia existe una fructífera tradición de películas en torno a la educación. La semana pasada se estrenaba Una razón brillante, ambientada en el entorno universitario, y ahora le toca el turno a El buen maestro, que traslada su campo de acción a un instituto de los suburbios parisinos con todos los problemas de integración social que eso conlleva. Quizás, el mayor problema de la ópera prima de Olivier Ayache-Vidal sea su parecido considerable con La clase, de Laurent Cantet, Palma de Oro del Festival de Cannes. En ambas, el aula se convierte en un reflejo de la sociedad y se utiliza la pedagogía como tabla de salvación. Pero si algo distingue a El buen maestro es su humildad a la hora de acercarse a los personajes y la estupenda interpretación de Denis Podalydès