Eddie el Águila

Basada en una historia real, esta producción de Matthew Vaughn ('Kick-ass', 'Kingsman') intenta poner una nota original a la típica peripecia del chico torpe y poco dotado que llega a ser una estrella del deporte, en este caso del salto de esquí olímpico. Incluso parecería que Dexter Fletcher quiere construir una sofisticada parodia de este subgénero, de tendencia calculadamente posmoderna y estética juguetona, utilizando las canciones de la banda sonora –estamos en los años 80– como ilustración épica y distanciamiento irónico. Cualquier esperanza se desvanece, pero cuando el sentimentalismo acaba imponiéndose al humor (incluida la aparición de un entrenador fracasado y alcohólico al que Hugh Jackman incorpora con displicencia) y sobre todo cuando la función termina con el tradicional elogio de la autosuperación y el esfuerzo como garantía de felicidad.