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Hay un momento en la trayectoria de todo galán cinematográfico en el que quiere probarse camisas diferentes a las de héroe seductor. Mario Casas comenzó este proceso aliándose con Álex de la Iglesia para acercarse al ridículo cómico. Ahora, el actor da un nuevo giro a la izquierda con 'Contratiempo', 'thriller' de Oriol Paulo donde encarna un personaje más bien antipático y turbio. La narrativa del film corre en paralelo a este cambio de registro, presentándonos a Casas como un 'falso culpable' acusado de asesinar a su amante, y atormentado por haber engañado a su familia. Pero las revelaciones de la historia van resquebrajando su imagen y, de paso, juegan con el estereotipo de la 'femme fatale' y plantean una camuflada lucha de clases que apunta a la falta de escrúpulos del triunfador neoliberal. Desgraciadamente, 'Contratiempo' pierde pulso en su tramo final, que acumula giros de manera indiscriminada y encamina toda su efectividad a una sorpresa que la función no ha logrado enmascarar satisfactoriamente.