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El tercer largometraje en la filmografía de Michel Franco (Después de Lucía, 2012) se presentó por primera vez durante la 11ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, en 2013. Tres años después lo veremos en pantalla.
Acompañado en la dirección por su hermana, Michel y Victoria Franco apuestan por la cámara fija y nos narran la historia de Mónica (Mónica del Carmen), una madre soltera dedicada al trabajo social que se enfrenta al dilema moral de aprovechar su profesión para sacar ventaja de un niño de la calle, y así impulsar a su hijo, quien padece de una enfermedad en los ojos.
Es así que la cinta plantea dos temas muy crudos: el tráfico de órganos y las personas en situación de calle. Se nota la intención de los directores por desarrollar estos temas sociales de manera realista: al decidir combinar la ficción con el cine documental, al acercar la cámara a personas que realmente viven en dichas condiciones y contar con actores no profesionales.
Por ello, el trabajo de investigación resultó importante para contruir la trama (de acuerdo con los directores, Victoria hizo trabajo de campo durante un año para convivir con niños de la calle); sin embargo, eso no se ve reflejado en la fluidez de la película, que se sienta acartonada y poco honesta. Las interpretaciones se perciben como sobrepuestas y esto impide que nos creamos los roles que aparecen en pantalla.
El tema de la película daba para mucho más de lo que se nos presenta y, sin duda, nos deja con la idea de que funcionaría mejor de haberse realizado como documental, para que en verdad los directores se adentraran (y nos adentraran) al mundo de los lotes baldíos y las camas improvisadas en las aceras, basta con pararse cerca del metro Balderas para darse cuenta de que la situación es mucho más apremiante de lo que vemos en escena.
El toque de ficción que tiene A los ojos provoca un retrato poco auténtico, muy lejano y superfluo de la pobreza, de las dolencias de los servicios de salud y de otros malestares reales de la sociedad.
A los ojos, sin duda, nos queda a deber por ser Michel Franco uno de los elementos que componen esta obra. La mano de este galardonado director se nota ausente dentro del filme, que termina siendo un trabajo menor a comparación del resto de su obra.