Vidre, de Sam Savage
Vidre, de Sam Savage

'Vidre'

'Vidre', Sam Savage

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VIDRE. Sam Savage
Trad. Josefina Caball.
Columna. 220 pàg. Savage es interesante. Hizo realidad el sueño de tantos que escribimos páginas condenadas a la segunda división literaria, pero no por ello me parece interesante. Me parece que, después de vivir este sueño, tuvo el sentido común de evitar ser el autor-de-'Firmin', y se esforzó para evolucionar como escritor. En su segundo libro, 'El grito del perezoso', renunció a los animales ya las fábulas, e hizo el retrato de un escritor fatigado, asqueroso y triste, muy triste. Ahora publica un nuevo libro, 'Vidre', y da un paso más allá: prescinde de un humor grotesco que parecía esencial en su escritura.

Edna ha pasado toda una vida junto a un escritor que quería emular a Hemingway, Clarence, y el recuerdo de este matrimonio ha estado marcado por tres errores difíciles de perdonar. 1) El egotismo aburridísimo de Clarence, 2) la decisión de Clarence de dejarla plantada para irse con otra y 3) la muerte de Clarence en un accidente de coche. Por eso, cuando le piden un breve prólogo para la reedición de una de las novelas del difunto ex marido, la primera reacción de Edna es negarse. Pero seguidamente se lo repiensa: ¿por qué no? El texto que surge de este encargo no es, sin embargo, un prólogo, más bien son fragmentos de prosa que siguen el movimiento azaroso de las mariposas. Ahora Edna habla de Clarence, ahora de su infancia, ahora de como ella escribía folios y folios que no eran ninguna novela, ahora de la vecina ... Este movimiento de mariposa (psyque en griego significa: mariposa y alma) nos introduce dentro de la cabeza de Edna. Y es esta intimidad la que diluye el factor grotesco que parecía esencial en Savage. -Marià Veloy

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