Suele decirse que el lugar perfecto para medir el pulso de una ciudad está en sus mercados, y no hay duda de que así es. Sobre todo si el mercado es el de Triana, uno de los barrios con más historia y esencia de Sevilla. Ubicado sobre el antiguo Castillo de San Jorge, los primeros documentos datan los orígenes del mercado en 1823, cuando diferentes vendedores ambulantes y agricultores se colocaban en la explanada que ahora ocupa el edificio a comerciar con sus bienes. En su interior, multitud de puestos ofrecen todo tipo de alimentos y espacios reconvertidos en negocios de ocio: desde escuelas de cocina, a una ostrería o un pequeño teatro.
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