Además de la belleza de su interior, que guarda en él, entre otras cosas, un retablo mayor que está considerada como una de las obras más representativas del barroco sevillano, la iglesia de El Salvador esconde muchos más secretos. Por ejemplo, que en su patio se pueden contemplar restos tanto romanos como visigodos. Se trata del segundo templo más grande de Sevilla después de la Catedral y fue construido sobre los restos de Ibn Adabbas, la Mezquita Mayor de la ciudad en la época musulmana. De esa época se conservan tanto el patio de las abluciones como la base de la torre. El campanario se construyó a finales del siglo XVII y fue obra de Leonardo de Figueroa.
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